Editorial.
LOS DELIRIOS DE GRANDEZA DEL EX-ALCALDE DE SAN JAVIER Y SU DESPACHO DE 400 METROS...
| 27/08/2007 <> El despacho en cuestión, sorprende de entrada por su amplitud y la altísima calidad de materiales. Cuelgan unos cuadros que, por nuestra ignorancia artística, no nos dicen nada, pero que no dudamos de su gran valor. Junto a la mesa oficial, una puerta que enlaza a...una cocina, que ya quisieran para si muchas amas de casa. Junto a la cocina, un espacio exclusivo para reunirse y tomar café o refrescos o cualquier tipo de bebidas. Y un cuarto de baño completo con ducha incluída. Siguiendo el itinerario, porque no estaría de más un guía para no perderse, otra gran sala con una gran mesa propia de un gabinete de ministros, televisión y equipo de música, que da al exterior donde, y aquí no se incluyen los cuatrocientos metros, hay un extra de una gran terraza con suelo de madera, de otros cuatrocientos metros cuadrados, con bancos, plantas, muy propio para celebrar fiestas y otros ágapes. Desde ahí se divisa gran parte del pueblo y a lo lejos los edificios de La Manga del Mar Menor. No contento con todo esto, el despacho tiene un ascensor privado que enlace con el parkin, también exclusivo, de tal forma que se puede entrar y salir sin que ni siquiera la secretaria supiera de la presencia o no en el despacho de la máxima autoridad municipal. Cuando uno sale de tamaño despacho oficial, queda una sensación de impotencia, o de tomadura de pelo. Es el desprecio más absoluto a la lealtad de un pueblo que lo votó. De unas gentes que están pagando, con sudor y mucho sacrificio, sus hipotecas. De unos jóvenes que buscan un hogar digno para vivir entrampándose con los bancos, que aplican tasas de usura en esta democracia española. De unos ancianos que en muchos casos malviven con una pensión justa para sus primeras necesidades. Un despacho que equivale a 7 u ocho viviendas para jóvenes, o cinco pisos de protección oficial, u ocho apartamentos. Una vergúenza, don José. De momento nos alegramos por no tener que decirle ya ¡váyase, señor Hernández, váyase". Usted resistió hasta el final, pero el pueblo le dijo "que le vaya bonito". Hay un dicho que dice..."a estafar a Sierra Morena". Y esto, en nuestra modesta opinión, es una estafa a las arcas municipales y al pueblo de San Javier. El emperador creyó que su reinado era para siempre, pero perdió finalmente una corona que seguro que añora con lágrimas de cocodrilo, no por lo que pudo hacer por su pueblo, sino por lo que perdió su bolsillo. Impresentable. Adios, Don José, adiós. LEIDO EN VEGAMEDIAPRESS http://www.vegamediapress.es/noticias/index.php?option=com_content&task=view&id=5658&Itemid=1 |
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